Voy con tu bufanda atravesando el invierno. Sin entenderte pero amandote, esa maldita fuerza que lentamente va marchitandose. Lamento ser tan inoportuno, tanto como lamento tu ausencia. Me siento abatido, me rindo ante ésta emoción-sentimiento: Adios, adios y a-dios.
Quizás, detrás de este niño con algunas palabras se esconda la potencia de un hombre y también su nombre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario